Como me prometieron que si registraba mi celular se me aseguraba por quién sabe qué oscuras artes que los Pumas nunca más vivirían otra experiencia perniciosa como la de la derrota contra el Cruz Azul, me quise animar. Pero consideré que aunque era tentador, no era suficiente como para romper la bonita tradición mexicana de hacer todo a último momento. Además, se me antojaba ver a los senadores encabezados por el enfadoso perredista Navarrete recular en el tema de la prórroga, luego de comportarse como la Bikina. Tristemente, hasta el momento de escribir estas líneas, aún no se tenían noticias de la Casona Xicoténcatl donde continuaban mordiéndose su reboso y amarrándose su calzón, y dadas las circunstancias de las amenazas gravosas de la Cofetel (cual profesionales de la extorsión telefónica, te obligan a cumplir muy a la Lozano sin gracia, “O te registras o cuellos”), no me quedó más remedio que entrarle a la tramitología.
Como sucede en cualquier cosa que tenga que ver con la burocracia mexicana, la suscripción al Renaut es más lenta, intrincada, engorrosa y equívoca que la Procuraduría del Edomex en el caso Paulette, donde el CSI Toluca ha tenido la certeza jurídica y la templanza detectivesca de la Paca & Muñón Rocha. Digo, no considero criticable que una institución justiciera derrape en el tráfico de influencias, pero que lo hagan de una manera tan desaseada, cursi y sin glamur, es una afrenta. ¿Qué le costaba al señor Bazbaz hacer las cosas de manera medianamente lógica? Este show burlesque del equipo policiaco del Gelboy Peñanieto hace ver al caso de Zongolica (con gastritis incluida con sintomatología de violación colectiva) como producto de un trabajo deductivo de Hércules Poirot. Como van las cosas, será más fácil que la nueva ley de cero tolerancia contra la piratería sea puesta en operación sin generar terribles daños colaterales en nuestra de por sí destorlongada suave patria, a que sepamos cómo fue que en realidad El Chupacabras resultó ser el auténtico culpable de la tragedia de la familia Gebara Farah, con una pequeña ayuda de los tres Aburto.
Como sea, después de que en Twitter se corrió la voz de que por cada celular que se registrara en el Renaut una celebridad iba a salir del clóset, me entraron más ganas de internarme en las fascinantes maravillas de la Cofetel sólo para darme cuenta de que una vez más me chamaquearon. Dos horas después de haber mandado el mensaje de texto, no había obtenido ninguna respuesta. Ya les había mandado mis datos, y de pronto me sentí tan seguro como si me hubiera tomado una foto con El Mayo Zambada.
Albarrán, Jairo Calixto. “Con el Renaut la vida no es más sabrosa” en Milenio Diario. México, 8 de abril de 2010, consultado el 10 de abril de 2010. http://impreso.milenio.com