Los presidentes de las comisiones de Relaciones Exteriores de las dos cámaras del Congreso de la Unión recibieron a la delegación de funcionarios estadunidenses con sendas declaraciones a favor de la legalización de las drogas. La presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Rosario Green Macías, afirmó el pasado lunes que el clima de violencia que se vive en la frontera obliga a los gobiernos de Barack Obama y de Felipe Calderón a trazar la ruta hacia la despenalización del consumo de la mariguana.
Por separado, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo, consideró que la posibilidad de “legalizar las drogas” debió haber formado parte de la reunión de alto nivel celebrada ayer entre funcionarios del gobierno de Estados Unidos y del gobierno de México.
El tema no les gusta ni a unos ni a otros, por lo que, desde luego, no fue tocado durante esa reunión en la que, como reiteradamente ocurre, los representantes de ambos países sólo hablaron de reforzar la cooperación para combatir al narcotráfico.
Desde que el presidente Felipe Calderón tomó posesión, el Estado mexicano libra una guerra intensa en contra del narcotráfico y la delincuencia organizada, que ha dejado como saldo 18 mil 60 muertos, mil 254 de ellos pertenecientes a las fuerzas del orden.
Y aunque han sido detenidos cientos de narcotraficantes de distintos niveles y se han decomisado cantidades importantes de droga, los cárteles no han sido desmantelados y el negocio ilícito que genera violencia extrema no se ha terminado.
La posible legalización de las drogas ya dejó de ser un tema tabú. Especialistas en seguridad y en adicciones hablan abiertamente del asunto en todos los foros del país y el tema ha sido planteado también a nivel internacional.
En febrero del 2009, la Comisión Latinoamericana sobre Drogas y Democracia determinó que la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos representaba el momento propicio para llevar a debate el tema de la legalización de la droga.
En México, el Senado mantiene en la congeladora una iniciativa presentada por el perredista René Arce Islas para despenalizar el consumo de la mariguana. Decir que si se despenalizan las drogas aumentará el consumo de las mismas, es un argumento que no se sostiene, pues las adicciones no dependen de la legalidad o ilegalidad de la sustancias.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Adicciones 2008, el número de personas que probaron alguna vez una droga de las que están prohibidas subió de 3.5 millones, en 2002, a 4.5 millones, en 2008.
La misma encuesta señala que 5.5 por ciento de la población del país, es decir, aproximadamente seis millones de personas, sufre de abuso y dependencia hacia las bebidas alcohólicas, mientras que 13 millones de personas son adictas al tabaco.
El alcohol y el tabaco también son drogas; producen adicción y su consumo descontrolado representa un problema de salud pública. ¿Entonces por qué se prohíben y se penalizan unas drogas y se permiten otras?
En la lógica de quienes se oponen siquiera a discutir la posible legalización de las drogas, el alcohol y el tabaco también deberían estar prohibidos.
Ya es tiempo de dejar a un lado los prejuicios y los dogmas y de empezar a discutir en serio una posible legalización de las drogas —todas, no sólo la mariguana— como la única forma de terminar con un negocio ilícito que genera violencia extrema, cobra vidas humanas y provoca un gasto estratosférico de los recursos del Estado.
Contreras, José. “Legalización de las drogas, el camino” en La Crónica, México, D.F. miércoles 24 de marzo de 2010, consultado el sábado 27 de marzo de 2010, http://www.cronica.com.mx