domingo, 7 de febrero de 2010

El bicentenario: el desacuerdo

Hay un dato que parece genérico con respecto a la celebración de las dos fechas que definen al dilatado y tumultuoso espacio anímico, moral y social en el que la sociedad mexicana logró gradual y muy lentamente la forma de un estado-nación entre 1810 y 1910: en 2010 los mexicanos no nos ponemos simplemente de acuerdo en torno a qué, cómo y cuándo celebrar. Más aún: frente a los dilemas y los desgarramientos actuales que conmueven al país, muchos ni siquiera se encuentran en ánimo de celebrar.

El gobierno federal, ocupado por Acción Nacional desde 2000, ha privilegiado la vindicación del movimiento de Independencia por encima de los rituales que, en la segunda mitad del siglo XX, cifraron los paralajes públicos de una memoria que, año con año, reiteraba la apropiación ideológica y propagandística, por parte del PRI, de la herencia de la Revolución. Asombra la cantidad de esos rituales que han sido suprimidos: ya no hay desfile con porristas y acróbatas de la CTM el 20 de noviembre; el recuerdo de Plutarco Elías Calles se quedó sin el día fastuoso que le deparaban los priístas anualmente en el Monumento a la Revolución; el 5 de febrero se celebra el lunes previo, que ya no es Día de la Bandera, pero como acto banal y de asueto, eximiendo a todos los que tenían que soportar el calor en la explanada del Zócalo durante horas y horas. Las razones de este intento de reconfigurar la memoria pública son menos sencillas de lo que se cree; pero hay dos, entre ellas, cuya lógica no acierta a transformarse en una efectiva logística pública y simbólica que sustituya la antigua y poderosa función ritual que concedía tanto consenso al Estado.

En el centro de la iconografía de la Independencia se encuentra esa parte de la Iglesia que, en contra de su propia jerarquía, decidió sumarse a la insurgencia. Es el momento en que la Iglesia se convierte en un sinónimo de la fundación de la nación, así sea gracias a los curas que se enfrentaron a ella misma (con el apoyo al II Imperio de Maximiliano la Iglesia habría de renunciar a esta función nacional). La Revolución, en cambio, al menos la antigua historia oficial de la gesta que separa y une a Madero con Carranza, define un ámbito de secularización radical, hasta llegar incluso al jacobinismo, cuyo sentido de modernidad se deriva esencialmente de este conflicto.

Desde 1914 hasta la fecha, acaso, en la retórica revolucionaria la Iglesia es sinónimo de atraso, oscurantismo e intolerancia. En esa retórica, estar contra la Iglesia es estar con el futuro. Por su parte, la escasa intelectualidad católica mexicana del siglo XX nunca supo cómo revertir esta doxa liberal.

La segunda razón por la que la nueva oficialidad panista ha tratado de suprimir o desplazar del centro de la atención los rituales de la memoria de la Revolución es más pragmática y accidental: se cree que suprimiendo su evocación, su iconografía pública, se cartografía la historia en un “antes” y un “después” de que la derecha ascendió al poder máximo de la República. Es un deseo y un espejismo a la vez: el deseo de situarse en el umbral de los símbolos actuales de la modernidad. El espejismo: ese “después” ya no es tan claro en 2010 como podía serlo en 2000.

El PRI, por su parte, atraviesa por un desasosiego de sus identidades históricas no menos dilemático. La homologación entre su ideología, su retórica y sus símbolos con ese acontecimiento que el mito acabó llamando “Revolución”, dependía firmemente de su capacidad para incluir a todos su protagonistas a la vez, como un gran retablo nacional: Madero, que combatió a Zapata; Carranza, que combatió a Villa; Obregón, que combatió a Carranza; todos ellos podían ser parte del mismo limbo emancipador si el final era claro. Y ese final, que era un comienzo a la vez, estaba garantizado por su lealtad a la era del callismo, el momento fundador de una historia de 70 años, que se inicia con el Partido Nacional Revolucionario.

Su dilema es que todo lo que aconteció en México desde los años 90, la democratización, la liberalización, la caída del nacionalismo, si algo vuelve inadmisible es la memoria de ese termidor de la Revolución Mexicana que representó el callismo. En la actual retórica del PRI, la Revolución aparece como un discurso desvencijado por el simple hecho de que no cuenta con lo esencial de una semántica efectivamente histórica: es decir, el efecto de poder vincular simbólicamente el pasado con el futuro.

En el otro lado, y como ya es su costumbre, la izquierda ha enmudecido. Y su silencio es el síntoma de un desacuerdo interno que aparece finalmente como una memoria reprimida o suprimida, que le veda cualquier posibilidad de establecer un discurso más o menos coherente sobre su pasado reciente. Siempre y cuando entendamos el término discurso como un lazo o un nexo social. Sus sectores más fuertes, más institucionales, digamos, en el seno del PRD, sobre todo, mantienen una lealtad ya incomprensible a la vieja retórica, más que del nacionalismo, del estatismo revolucionario. Es decir, un discurso que ya no cuenta con los territorios institucionales en los que solía materializarse en afección pública. Mientras que sus principales dirigentes, como Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, sigan manteniendo que el PRI fue el que los abandonó en 1988 y no ellos al PRI, en cuestión de construcción de su pasado, las cosas no van ir muy lejos.

La nueva izquierda podría contar con un discurso que hoy sería esencial para rencontrase a sí misma: la idea de que la Revolución, como toda revuelta moderna, produjo grandes transformaciones sociales, pero también un nuevo sistema de apropiación asimétrica del poder. Y por ello sería preciso pensar más en los cambios del futuro, que en aquello que nunca lograron, ni lograrán realizar: los cambios del pasado.

Ilán, Semo. La Jornada, 23 de enero de 2010

19 comentarios:

  1. ¡Hola niños y niñas!

    Este artículo aborda un asunto del que se habla casi a diario en los medios de comunicación. Lean, comprendan y comenten por favor, y ya saben, se vale estar a favor o en contra de lo que dice el autor, pero siempre con fundamentos.

    Saludos.

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  2. Carbajal Cortés Luis Ricardo7 de febrero de 2010, 23:39

    bueno a mi parecer es muy bueno el articulo, porque el auntor critica a los partidos y estoy deacuerdo en lo que dice que en ves de celebrar el bicentenario deverian de darle mas importancia a otras cosas que podrian tener mayor prioridad pero aveses es bueno celebrar y mirar a asia un futuro mejor

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  3. Jorge Eduardo Vega Duarte8 de febrero de 2010, 11:03

    para mi es bueno el articulo ya que el autor es critico con los partidos y da una clara idea la cual es, que en ves de celebrar el bicentenario abria que darle mas importancia a otras cosas aunque el bicentenario es muy importante para mexico tambien hay que pensar en cosas mas importantes que eso.

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  4. El articulo me gusta a medias, ya que critica a los partidos, pero no nos dice nada nuevo, es de todos sabido que en los partidos siempre tienen crisis y nunca se ponen de acuerdo.

    Si no saben cual fecha festejar, mejor deben de desistir y si eso es solo para una sola fecha habrá que pensar en todo lo que discuten por temas tan absurdos y no dan resultados. Ya nos fregamos.

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  5. me parece q este articulo esta bien redactado sin embargo no dice nada q no sepamos,es algo q dia con dia lo vamos viendo.lo q me atrajo es q hablan de los partidos,qmuchas veces solo hacen mas problemas sin resolver los q como ciudadanos nos preocupan

    Creo q se preocupan por cosas absurdas q no nos benefiacian en nada!!!

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  6. jessica garcia 46311 de febrero de 2010, 8:51

    hola...
    creo q este articulo tiene mucha razon enc uanto a que podrian aver muchisimas cosas con suma importancia q el celebrar ese tipo de cosas es muuuy cierto que el pais se enuantre con otro tipo de animo como para no celebrar me parece genial este articulo

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  7. Me parece muuuy bueno el texto, ya que hace una crìtica a los psartidos de hoy en dìa tomando como referencia la revolucion mexicana y la misma iglesia, aunque es de todos sabido que el pan busca devolverle a el clero el poder perdidio.
    Tambien vemos que tiene un ligero apego a las ideas del PRI, que aun y en estos tiempos se han olvidado de lo que proponia el partido del centro. En lo que sí estoy de acuerdo y le aplaudo es en la postura que toma con la izquierda, esa izquierda que parece preocuparse por dar lastima en lugar de actuar, esa izquierda comandada por peleles como AMLO que no pueden dar su opinion por el simple hecho que entre ellos nisiquiera se entienden....

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  8. Ricardo Alcantara Alvarado 463

    El articulo me parece bueno pero la verdad me costo trabajo entenderlo bien porque hay palabras que no comprendo del todo bien pero si me parecio bueno y en lugar de festejar el bicentenario deverian de ver que falta en el pais

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  9. ivette nuñez resendiz 33913 de febrero de 2010, 20:30

    hola
    Hola
    Pues es un texto que me parece bueno, habla de los 3 partidos mas “importantes” de hoy en día, todos con sus diferencias claro esta, festejar la independencia y la revolución yo veo que pueden festejar ellos la iglesia metiéndose por todos lados no le veo el caso la derecha al poder un gobierno oligárquico regresando a tiempos pasados tenemos que hacer otra revolución? Jajaj seria bueno ok no… buen texto
    ivettzona sound♪♪♪♪

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  10. En primera, no se me hace que el autor sea un priista ó centralista como por ahí escribieron. Yo creo que es de tendencias de izquierda, que ve y acepta la realidad y que inclusive muestra el camino que pudiese seguir la nueva izquierda en torno al idealismo revolucionario –por que la revolución también trajo consigo un sistema donde prevalece la inadecuada proporción del poder – y es ahí donde radicaría el discurso; avizorando un cambio a futuro y no de aquello que no se logro.
    El texto me agrado bastante, ya que nos da una panorámica ideológica entorno a los partidos políticos, tomando como eje los festejos del bicentenario. El actual gobierno, tomado de la mano con la iglesia tratando de reordenar el inconsciente colectivo; Exaltando más la Independencia y sus curas insurrectos y calendarizando la historia de México desde su toma de poder, como un “antes” y un “después” . Hasta suena risible, ¿o no?
    Del Partido de la Revolución, ya ni hablar, a los festejos de la revolución los vieron más como un anuncio comercial.
    Al final de cuentas, lo único que hay celebrare esos días, son: El apego de identidad que dieron estos dos grandes sucesos, las deidades ideológicas que trajeron consigo estos acontecimientos (Zapata) y algo no muy bonito, el trauma de saber que los grandes protagonistas del cambio son los grandes perdedores de ese cambio. Es increíble, como quienes hicieron más por transformar la política, la cultura, la condición de la sociedad mexicana, son los que tienes los menores beneficios de ese cambio.

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  11. Martínez Jiménez Jesús Alberto13 de febrero de 2010, 22:13

    Me parace muy buen articulo, ya que el autor hace critica a la supuesta ideologia de los partidos politicos de nuestra nacion y sobre el bicentenario y el por que no preocuparse de otras cosas mas importantes y no por un aniversario mas de la independencia y la revolucion mexicana

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  12. estoy totalmente de acuerdo con dicho articulo...
    me parece que trata de algo que realmente nadie notaba...
    es muy cierto que parece que ya a nadie le importa la revolucion...
    o al menos eso fue lo que entendi...
    entendi que ya se estan olvidando de su propia historia...
    y solo ahora que ya van a ser 100 años...
    en estos momentos en que al gobierno le conviene justificar gastos...
    ya lo hacen...
    ya recuerdan que tuvimos una revolucion...
    he estado con personas que sinceramente me parecen muy ignorantes ya que se atreven a preguntar
    ¿que se celebra el 20 de noviempre?
    honestamente no sere una persona muy culta
    pero eso si me parece un insulto...
    y en lo personal me da coraje...
    pues bueno...
    eso es lo que yo entendi del articulo...
    y al menos...
    yo si recuerdo mi historia...
    no todo con esactitud..
    pero recuerdo al menos lo mas relevante...
    por que bien dicen
    "el que olvida su historia, tiende a repetirla"

    Sonny Olivares
    Gpo. 439

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  13. El texto me agrado bastante, ya que nos da una panorámica ideológica entorno a los partidos políticos, tomando como eje los festejos del bicentenario.
    Ademas creo que el autor nos palntea muy claro lo que se quiere, que por un lado ya nadie le toma importancia al festejo de la revolucion y eso es muy cierto y tambien nos habla acerca de los tres partidos policos mas importantes del pais, que es el cuento de siempre los tres buscan el poder....

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  14. saben que es oligarquia?
    segun marx?
    segun adam smit?
    segun los pensadores griegos?
    buen consepto que se tiene de la palabra oligarquia

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  15. Hola.
    Amm creo que no puedo debatir como los compañeros de arriba ya que no estoy muy inmiscuida en la politica, pero lo que saca el autor a relucir es lo que se ha venido diciendo desde tiempo atrás: ¿en realidad tenemos algo que festejar? lo dudo...
    no me considero muy apegada a la politica pero no tenemos ni un partido de izquierda ni de derecha ni del centro...

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  16. HOLA!!!
    Me parece regularmente bueno el artículo, ya que un por un lado critica a los partidos políticos, pero por otra parte no nos dice nada de lo que no supiéramos, que los partidos siempre están de lados de sus propios intereses; siento que todo lo del bicentenario lo están ocupando como para distraer la atención asía otro lado y no asía lo que nos roban…

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  17. barajas rico jose guadalupe 46312 de marzo de 2010, 11:41

    me paresio bueno que hablas de los partidos pero en realidad no me sorprende por que esa informacion ya la sabiamos todos

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  18. jajajajja no dice nada tontos gil

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