domingo, 27 de septiembre de 2009

Axolotl

Hubo un tiempo en que yo pensaba mucho en los axolotl. Iba a verlos al acuario del Jardín des Plantes y me quedaba horas mirándolos, observando su inmovilidad, sus oscuros movimientos. Ahora soy un axolotl.

El azar me llevó hasta ellos una mañana de primavera en que París abría su cola de pavo real después de la lenta invernada. Bajé por el bulevar de Port Royal, tomé St. Marcel y L’Hôpital, vi los verdes entre tanto gris y me acordé de los leones. Era amigo de los leones y las panteras, pero nunca había entrado en el húmedo y oscuro edificio de los acuarios. Dejé mi bicicleta contra las rejas y fui a ver los tulipanes. Los leones estaban feos y tristes y mi pantera dormía. Opté por los acuarios, soslayé peces vulgares hasta dar inesperadamente con los axolotl. Me quedé una hora mirándolos, y salí, incapaz de otra cosa.

En la biblioteca Saint-Geneviève consulté un diccionario y supe que los axolotl son formas larvales, provistas de branquias, de una especie de batracios del género amblistoma. Que eran mexicanos lo sabía ya por ellos mismos, por sus pequeños rostros rosados aztecas y el cartel en lo alto del acuario. Leí que se han encontrado ejemplares en África capaces de vivir en tierra durante los períodos de sequía, y que continúan su vida en el agua al llegar la estación de las lluvias. Encontré su nombre español, ajolote, la mención de que son comestibles y que su aceite se usaba (se diría que no se usa más) como el de hígado de bacalao.

No quise consultar obras especializadas, pero volví al día siguiente al Jardin des Plantes. Empecé a ir todas las mañanas, a veces de mañana y de tarde. El guardián de los acuarios sonreía perplejo al recibir el billete. Me apoyaba en la barra de hierro que bordea los acuarios y me ponía a mirarlos. No hay nada de extraño en esto porque desde un primer momento comprendí que estábamos vinculados, que algo infinitamente perdido y distante seguía sin embargo uniéndonos. Me había bastado detenerme aquella primera mañana ante el cristal donde unas burbujas corrían en el agua. Los axolotl se amontonaban en el mezquino y angosto (sólo yo puedo saber cuán angosto y mezquino) piso de piedra y musgo del acuario. Había nueve ejemplares y la mayoría apoyaba la cabeza contra el cristal, mirando con sus ojos de oro a los que se acercaban. Turbado, casi avergonzado, sentí como una impudicia asomarme a esas figuras silenciosas e inmóviles aglomeradas en el fondo del acuario. Aislé mentalmente una situada a la derecha y algo separada de las otras para estudiarla mejor. Vi un cuerpecito rosado y como translúcido (pensé en las estatuillas chinas de cristal lechoso), semejante a un pequeño lagarto de quince centímetros, terminado en una cola de pez de una delicadeza extraordinaria, la parte más sensible de nuestro cuerpo. Por el lomo le corría una aleta transparente que se fusionaba con la cola, pero lo que me obsesionó fueron las patas, de una finura sutilísima, acabadas en menudos dedos, en uñas minuciosamente humanas. Y entonces descubrí sus ojos, su cara, dos orificios como cabezas de alfiler, enteramente de un oro transparente carentes de toda vida pero mirando, dejándose penetrar por mi mirada que parecía pasar a través del punto áureo y perderse en un diáfano misterio interior. Un delgadísimo halo negro rodeaba el ojo y los inscribía en la carne rosa, en la piedra rosa de la cabeza vagamente triangular pero con lados curvos e irregulares, que le daban una total semejanza con una estatuilla corroída por el tiempo. La boca estaba disimulada por el plano triangular de la cara, sólo de perfil se adivinaba su tamaño considerable; de frente una fina hendedura rasgaba apenas la piedra sin vida. A ambos lados de la cabeza, donde hubieran debido estar las orejas, le crecían tres ramitas rojas como de coral, una excrecencia vegetal, las branquias supongo. Y era lo único vivo en él, cada diez o quince segundos las ramitas se enderezaban rígidamente y volvían a bajarse. A veces una pata se movía apenas, yo veía los diminutos dedos posándose con suavidad en el musgo. Es que no nos gusta movernos mucho, y el acuario es tan mezquino; apenas avanzamos un poco nos damos con la cola o la cabeza de otro de nosotros; surgen dificultades, peleas, fatiga. El tiempo se siente menos si nos estamos quietos.Fue su quietud la que me hizo inclinarme fascinado la primera vez que vi a los axolotl. Oscuramente me pareció comprender su voluntad secreta, abolir el espacio y el tiempo con una inmovilidad indiferente. Después supe mejor, la contracción de las branquias, el tanteo de las finas patas en las piedras, la repentina natación (algunos de ellos nadan con la simple ondulación del cuerpo) me probó que eran capaz de evadirse de ese sopor mineral en el que pasaban horas enteras. Sus ojos sobre todo me obsesionaban. Al lado de ellos en los restantes acuarios, diversos peces me mostraban la simple estupidez de sus hermosos ojos semejantes a los nuestros. Los ojos de los axolotl me decían de la presencia de una vida diferente, de otra manera de mirar. Pegando mi cara al vidrio (a veces el guardián tosía inquieto) buscaba ver mejor los diminutos puntos áureos, esa entrada al mundo infinitamente lento y remoto de las criaturas rosadas. Era inútil golpear con el dedo en el cristal, delante de sus caras no se advertía la menor reacción. Los ojos de oro seguían ardiendo con su dulce, terrible luz; seguían mirándome desde una profundidad insondable que me daba vértigo.

Y sin embargo estaban cerca. Lo supe antes de esto, antes de ser un axolotl. Lo supe el día en que me acerqué a ellos por primera vez. Los rasgos antropomórficos de un mono revelan, al revés de lo que cree la mayoría, la distancia que va de ellos a nosotros. La absoluta falta de semejanza de los axolotl con el ser humano me probó que mi reconocimiento era válido, que no me apoyaba en analogías fáciles. Sólo las manecitas... Pero una lagartija tiene también manos así, y en nada se nos parece. Yo creo que era la cabeza de los axolotl, esa forma triangular rosada con los ojitos de oro. Eso miraba y sabía. Eso reclama. No eran animales.

Parecía fácil, casi obvio, caer en la mitología. Empecé viendo en los axolotl una metamorfosis que no conseguía anular una misteriosa humanidad. Los imaginé conscientes, esclavos de su cuerpo, infinitamente condenados a un silencio abisal, a una reflexión desesperada. Su mirada ciega, el diminuto disco de oro inexpresivo y sin embargo terriblemente lúcido, me penetraba como un mensaje: «Sálvanos, sálvanos». Me sorprendía musitando palabras de consuelo, transmitiendo pueriles esperanzas. Ellos seguían mirándome inmóviles; de pronto las ramillas rosadas de las branquias se enderezaban. En ese instante yo sentía como un dolor sordo; tal vez me veían, captaban mi esfuerzo por penetrar en lo impenetrable de sus vidas. No eran seres humanos, pero en ningún animal había encontrado una relación tan profunda conmigo. Los axolotl eran como testigos de algo, y a veces como horribles jueces. Me sentía innoble frente a ellos, había una pureza tan espantosa en esos ojos transparentes. Eran larvas, pero larva quiere decir máscara y también fantasma. Detrás de esas caras aztecas inexpresivas y sin embargo de una crueldad implacable, ¿qué imagen esperaba su hora?

Les temía. Creo que de no haber sentido la proximidad de otros visitantes y del guardián, no me hubiese atrevido a quedarme solo con ellos. «Usted se los come con los ojos», me decía riendo el guardián, que debía suponerme un poco desequilibrado. No se daba cuenta de que eran ellos los que me devoraban lentamente por los ojos en un canibalismo de oro. Lejos del acuario no hacía más que pensar en ellos, era como si me influyeran a distancia. Llegué a ir todos los días, y de noche los imaginaba inmóviles en la oscuridad, adelantando lentamente una mano que de pronto encontraba la de otro. Acaso sus ojos veían en plena noche, y el día continuaba para ellos indefinidamente. Los ojos de los axolotl no tienen párpados.

Ahora sé que no hubo nada de extraño, que eso tenía que ocurrir. Cada mañana al inclinarme sobre el acuario el reconocimiento era mayor. Sufrían, cada fibra de mi cuerpo alcanzaba ese sufrimiento amordazado, esa tortura rígida en el fondo del agua. Espiaban algo, un remoto señorío aniquilado, un tiempo de libertad en que el mundo había sido de los axolotl. No era posible que una expresión tan terrible que alcanzaba a vencer la inexpresividad forzada de sus rostros de piedra, no portara un mensaje de dolor, la prueba de esa condena eterna, de ese infierno líquido que padecían. Inútilmente quería probarme que mi propia sensibilidad proyectaba en los axolotl una conciencia inexistente. Ellos y yo sabíamos. Por eso no hubo nada de extraño en lo que ocurrió. Mi cara estaba pegada al vidrio del acuario, mis ojos trataban una vez más de penetrar el misterio de esos ojos de oro sin iris y sin pupila. Veía de muy cerca la cara de un axolotl inmóvil junto al vidrio. Sin transición, sin sorpresa, vi mi cara contra el vidrio, en vez del axolotl vi mi cara contra el vidrio, la vi fuera del acuario, la vi del otro lado del vidrio. Entonces mi cara se apartó y yo comprendí.

Sólo una cosa era extraña: seguir pensando como antes, saber. Darme cuenta de eso fue en el primer momento como el horror del enterrado vivo que despierta a su destino. Afuera mi cara volvía a acercarse al vidrio, veía mi boca de labios apretados por el esfuerzo de comprender a los axolotl. Yo era un axolotl y sabía ahora instantáneamente que ninguna comprensión era posible. Él estaba fuera del acuario, su pensamiento era un pensamiento fuera del acuario. Conociéndolo, siendo él mismo, yo era un axolotl y estaba en mi mundo. El horror venía -lo supe en el mismo momento- de creerme prisionero en un cuerpo de axolotl, transmigrado a él con mi pensamiento de hombre, enterrado vivo en un axolotl, condenado a moverme lúcidamente entre criaturas insensibles. Pero aquello cesó cuando una pata vino a rozarme la cara, cuando moviéndome apenas a un lado vi a un axolotl junto a mí que me miraba, y supe que también él sabía, sin comunicación posible pero tan claramente. O yo estaba también en él, o todos nosotros pensábamos como un hombre, incapaces de expresión, limitados al resplandor dorado de nuestros ojos que miraban la cara del hombre pegada al acuario.

Él volvió muchas veces, pero viene menos ahora. Pasa semanas sin asomarse. Ayer lo vi, me miró largo rato y se fue bruscamente. Me pareció que no se interesaba tanto por nosotros, que obedecía a una costumbre. Como lo único que hago es pensar, pude pensar mucho en él. Se me ocurre que al principio continuamos comunicados, que él se sentía más que nunca unido al misterio que lo obsesionaba. Pero los puentes están cortados entre él y yo porque lo que era su obsesión es ahora un axolotl, ajeno a su vida de hombre. Creo que al principio yo era capaz de volver en cierto modo a él -ah, sólo en cierto modo-, y mantener alerta su deseo de conocernos mejor. Ahora soy definitivamente un axolotl, y si pienso como un hombre es sólo porque todo axolotl piensa como un hombre dentro de su imagen de piedra rosa. Me parece que de todo esto alcancé a comunicarle algo en los primeros días, cuando yo era todavía él. Y en esta soledad final, a la que él ya no vuelve, me consuela pensar que acaso va a escribir sobre nosotros, creyendo imaginar un cuento va a escribir todo esto sobre los axolotl.


Julio Cortázar, 1956

31 comentarios:

  1. ¡Hola niños y niñas!

    Como podrán leer este es un cuento más complejo que los otros, pues la reflexión a la que nos quiere llevar no es tan fácil de entender. Por favor, lean con calma y piensen muy bien el comentario que van a expresar.

    Saludos y gracias por su participación.

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  2. no me gusto nada el texto pero bueno lo que pude aprender es que aveces las personas tienen cierta conexion con un tipo de animal o bien cierto parecido con ellos lo cual hace que tomen cariño o admiracion por dicho animal y es algo muy normal

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  3. mauricio david marroquin martinez 339b28 de septiembre de 2009, 12:09

    me parecio un buen cuento pero creo que es algo mas bien bastante ostentoso tratando de darnos una reflexion bastante complicada porque en si el texto es complicado como por ejemplo hay palabras que no entendi ademas de su extension y creo que lo que nos quiere dar a entender que siempre tenemos algo en comun con los demas

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  4. q mal plan... si suben este texto larguisisisimo y el mio de tres cuartillas no lo quisieron subir...

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  5. pss esta interesante... mas complejo q los demas, me vi en la necesidad de leerlo dos veces y aun asi no me quedo muy claro pero
    creo q el autor toca diferentes secuelas de
    vida rutinaria del ser humano y lo plasma con
    los ajolotes en la pecera

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  6. Bueno principalmente si me agrado el cuento y al principio es un poco complejo el sentido del cuento pero es algo referente a la pertenencia hacia algo o alguien y el autor intenta tocar distintos puntos de vista de la vida cotidiana de las personas reflejandolo en una simple pecera asi como la manera de ver la vida desde distintos angulos

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  7. al prisipio se me izo un poco peasado y aburrido no le entendia enseguida coonse a captar lo que el autor para mi intenta trasmitir y enseguida la historia es buena ya q a mi punto de vista tiene mucha imaguinacion como piensa en q el rencar o se hace unajolote tambien de lo q se acuerda. esta historia si me gusto mis felicitaciones al autor de mi parte

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  8. bueno pues al principio no entendi muy bn el cuento y la verdad lo tuve q reeleer..y fua asi como entendi la manera en q refleja la manera cotidiana en cosas tan sencillas
    como una pecera!!!!a mi me gusto este cuento, a pesar de lo complejo q esta nos enseña mas cosas q los anteriores

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  9. ivette ibarra del 33930 de septiembre de 2009, 9:51

    a mi me gusto mucho este cuento a pesar de q es mas largo,creo q nos enseña mas cosas q los demas...el autor es muy bueno ya q usa cosas tan simples y plasma la vida del ser humano.
    al principio no entendia varias palabras pero lo fui reflexionando y me agrado,espero
    sigan poniendo cuentos de esta magnitud xq de cierta manera nos enseña a reflexionar sobre la vida

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  10. Vázquez Bravo Dan Absai 339B30 de septiembre de 2009, 22:56

    Me parecio bueno el cuanto aunque algo complejo ya q utilizo unas palabras q desconosco pero lo que le entendi es que muchos de nosotros podemos identificarnos con algun animal

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  11. priscilla valdes 3631 de octubre de 2009, 11:27

    Este cuento es mas complejo que los demas reeller otravez para comprender el mensaje que nos deja,te da a entender que puedes llegar a querer mucho a un animal por que te conectas
    o identificas con el.

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  12. Este cuento me parecio muy bueno, sobre todo porque te invita a mover tus ideas(pensar, en otras palabras), sobre lo que realmente haces en la vida. Logré captar algo. Solo lo entendí, pero no se como expresarlo.

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  13. GIOVANNA FUENTES 339B1 de octubre de 2009, 16:09

    pues esta muy largo
    si le entendi
    y no me gusto
    esta HORRIBLE!!!

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  14. Pues esta algo largo y
    pesado el cuento
    pero me gusto la verdad
    un creo en la reencarnación
    puesto que soy atea, pero esta
    regularmente bueno lo malo
    es q es un poco tedioso!!
    Y pesado!!

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  15. Rodolfo Silva 363a2 de octubre de 2009, 0:58

    Pienzo que el autor nos quiere dar a entender por medio de una metafora, que el axolotl es la mente, expresa esa falta de coneccion que la mayoria de las personas tienen con sigo mismas y sus pensamientos he ideas, pero tienen miedo de expresarlas libremente por distintas causas; sin embargo estas ideas existen dentro de su cabeza he inconcientemente quisieran expresarlas, pero es como si solo pudiecen verlas "como peces dentro de una pecera". En lo personal la historia no me agrado del todo, ya que me parese que es muy redundante con el tema de los axolotl sin embargo el final me gusto bastante salu2.

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  16. Carlos Zamora 339-B2 de octubre de 2009, 1:10

    pues me parecio muy buena esta lectura!! un poco cansada!! pero creo que si entendi el mensaje!! bueno lo que entendi fue que aveces ahi que ponerse en los xapatados de alguien mas para saber o tratar de comprender que sienten o como piuensan los demas

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  17. Palacios Rodriguez Alan 3392 de octubre de 2009, 3:09

    la lectura al inicio es algo cansada por que hay palabras no tan comunes.
    aparte de que la lectura te da muchos rodeos y se sale un poco del tema principla o de lo que quiere transmitir (o asi lo veo yo) es una lectura muy larga pero demuestra que un gusto puede covnertirze en una obsecion y cuando la segunda ya este al pensar tanto en objetos (en este caso los axolotl subconicnetemente creemos que ya somos parte de....

    otra cosa que entendi esque las cosas no son como las pitan los axolotl pero cuando los vio de cerca cambio un poco su perspectiva de verlos...

    saludos

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  18. Martinez Flores Erick Geovanni2 de octubre de 2009, 9:31

    a mi me parecio muy bueno el cuento.

    lo que medio a entender es que hay personas que pueden tener una conexion con un animal o mascota lo cual hace que puedan tener un gran afecto y poder cambiar posiblemente nuestra actitud

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  19. Sanchez Carlos 3392 de octubre de 2009, 9:40

    Esta lectura no fue mucho de mi agrado ya que la lectura me parecio un tanto complicada, porque el autor da demaciadas descripciones que no sabia a cual hacerle caso.
    pero si le entendi unpoco lo que queria decir el autor.

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  20. jessica garcia 3632 de octubre de 2009, 10:01

    hola!!!
    creo q el cuento es algo largo y por lo tanto pues algo tedioso...
    en muchas partes me confundia i tenia q volver a releerlo...
    creo q para mi este cuento significaa lo pequeño que puede llegar a ser un mundo tan controversieal como el nuestro

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  21. JONHATAN RUIIZ 3632 de octubre de 2009, 10:16

    A MI SI ME GUSTO YA QUE ESTA BIEN PLANTEADO Y ESFACIL DE ENTENDER

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  22. no manches no entiendo un chicharo ayudenme

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  23. sigo sin entender ¿de q se trata?

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  24. nayeli ramirez 3632 de octubre de 2009, 11:27

    la verdad el cunto me aburrio esta muy largo tarde mucho en leerlo y a final de cuentas ni le entendi. no me gustan los cuentos largos me aburren.

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  25. florentino mericela3632 de octubre de 2009, 11:43

    este cuento es de maciedo largo y muy complicado de entender pero me agrado ya ke refleja ke todos tenemos algo ke ver con todos y ke las cosas cotidianas se reflejan en una simple pèsera no , no entendi muchas pelebras ok

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  26. la verdad no termine de entenderlo pero me parece que es muy bueno plasmar cosas tan simples de una forma tan extraordinaria dando a conocer cada detalle de lo que puede pasar con las cosas que nos interezan

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  27. Sonny Olivares
    339

    ammm...
    pues realmente me parecio muy complejo...
    y hasta sierto punto no lo pude entender...
    es muy interesante...
    la forma en que su obsecion lo pudo combertir en uno de ellos...
    bueno...
    si es que entendi bien...
    ammm...
    en sierto momento si me parecio un poco aburrido...
    ammm... tedioso...
    pero fuera de eso...
    pues si es bueno...
    creo que eso es todo..
    Gracias po su Atencion...

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  28. Eduardo Torres 3392 de octubre de 2009, 13:39

    Pues comprendi que el tipo se obsesiona con estos animales por el misterio que implican,los analiza y se crea la idea que son muy parecidos (los axolotl a el y alos humanos),y el se siente un ajolote.
    (metaforicamente hablando claro)
    no me gusto mucho este,la verdad
    hasta pronto bye

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  29. veronica-corona-3632 de octubre de 2009, 14:15

    esta-extenso-
    pero-es-bueno-
    a-muchos-no-les
    gusta-leer-textos-demaciado
    largos-pero-pues
    este-cuento-estuvo-bueno
    no-excelente-pero-pues
    tiene-su-chiste

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  30. Vanessa Huerta 3633 de octubre de 2009, 20:11

    pues la verdad esta vez el cuento se me hizo mas complejo q los demas,y un poco mas complicado. Me agrado como crea la comparacion de que son muy parecidos los axolotl a el y a los humanos y ademas el se expresa como si fuera un ajolote.

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  31. hola
    pues no esta mal, algo largo i confuso pro
    es como ver elgo desd distintos puntos
    pero si esta algo confuso :s

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